"Hay muchos profesores y directores que todavía usan la biblioteca como un medio de castigo. El tema es que el mundo de la biblioteca pertenece al mundo de la cultura y en el mundo de la cultura, las cosas se transfieren. Y si un profesor no ha tenido la lectura en su nivel cultural o en su desarrollo profesional estamos en un círculo vicioso".
Han pasado diez años desde que Constanza Mekis, excoordinadora nacional de Bibliotecas CRA, manifestara así la necesidad de cambiar la forma en que se utilizan las bibliotecas en las escuelas, para favorecer su rol motivador y pedagógico, antes que su uso como sala de detención o castigo. En esos años, un 20% de los profesores admitía haber enviado a la biblioteca a los alumnos que se portaban mal o llegaban tarde a la clase, mientras que un 45% de los estudiantes afirmaba que en su escuela se utilizaba la biblioteca como lugar de castigo.
Aunque desde entonces las Bibliotecas Escolares CRA han logrado posicionarse como aliadas insustituibles del proceso pedagógico, subsiste en algunos actores, en todos los niveles, esta visión decimonónica. No hace mucho Danilo Olivares, investigador de Educación 2020, sostenía que todavía hoy "en muchos establecimientos la biblioteca es sinónimo de un castigo, cuando uno llega atrasado lo mandan a la biblioteca, o cuando el comportamiento no es el adecuado, te mandan para allá”, vinculando el problema con la falta de espacios dentro de los colegios.
Compartimos aquí una declaración pública del Ministerio de Educación, que al parecer ya no está disponible en su página web, pero que sigue siendo válida hoy, por la necesidad de proteger el rol de las bibliotecas escolares, y de dignificar la investigación y la lectura.