Hemos iniciado una intensa etapa de renovación. Nuestro taller, que durante los últimos dos años estuvo integrado por un grupo más o menos estable, este año tiene muchas caras nuevas. Para ello hay dos razones: primero, la incorporación de un nutrido grupo de niños y niñas de tercer y cuarto año, ya que no contábamos con alumnos menores de 10 años; y en segundo lugar, el ingreso (y en algunos casos, regreso) de algunos jugadores de segundo ciclo, para compensar la salida de la mayor parte de nuestros mejores jugadores, que egresaron de octavo año en diciembre pasado. Debido a todo esto es que decidí que nuestro equipo no participara en el primer torneo AREA 5 del año, que se jugó el sábado pasado en Valparaíso.
He destinado el martes para trabajar con los más pequeños. Se trata de un grupo entusiasta y ruidoso de catorce niños, mayoritariamente varones. Aunque la mayoría llegó con nociones generales del juego, estoy intentando nivelar sus conocimientos para que estén en igualdad de condiciones al jugar. Espero que algunos de ellos, al menos, estén listos para participar en un torneo AREA 5 en junio, en el Colegio Nacional de Villa Alemana, y en julio, cuando nos corresponda ser sede.
Los miércoles, en tanto, me reúno con los sobrevivientes del equipo 2012, y que en su totalidad corresponde a alumnos de sexto a primer año medio. Sin embargo, como eran sólo ocho, he inscrito en este grupo a seis jugadores nuevos y reincorporado a cuatro ex miembros que por distintas razones nos habían dejado. Estos últimos son Joaquín, que obtuviera varias medallas en 2011; Matías, que ha participado esporádicamente desde 2010; Isidora, que se cambió de colegio a fines de 2009 y regresó este año; y Valentina, que perdió el interés por jugar cuando su amiga Isi se fue, pero que decidió reincorporarse al volver su socia de siempre.
Así están las cosas en el taller, progresando sin apuros ni urgencias. La única competencia interna en curso es la que definirá a nuestros representantes en la fase comunal de los Juegos Deportivos Escolares, para la que aún no hay fecha. Mientras tanto, los ajedrecistas siguen tomándose las mesas de la biblioteca cada recreo, como han hecho los últimos nueve años: creando, probando, jugando, como niños que son.